Las plantas no matan

Yuranis Miranda Montero
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Imagen: Yuranis Miranda Montero

En estos meses he aprendido que lo que me queda por comprender es mucho más amplio de lo que yo puedo aprender, tanto en mi carrera como en la vida. Vivir en zona rural durante una parte de mi infancia hizo que observara como de la naturaleza obtenemos el sustento. Nada más las plantas nos proveen de alimento, medicina, material para construcción, para elaborar artesanías, las utilizamos de decoración, las usamos como colorante, combustible y para fines industriales. Hay cientos o miles de ejemplos en cada una de estas categorías, pero aquí les quiero comentar solo dos.

El agraz o mortiño (Vaccinium meridionale) contiene propiedades que lo ubican como fruto nutraceútico, es decir que tiene beneficios para la salud humana (Garzón et al., 2010). Con el agraz preparan un delicioso vino que tuve la oportunidad de probar en casa de Doña Marta, la cual está en la vereda Móngora del municipio de Vetas, Colombia. Doña Marta me comentó el gusto que ha despertado su producto al igual que el vino de arrayanas – pero todavía no sé cuál es la planta que da esos frutos. También, me dijo algo más o menos así: “la tierra es agradecida, llevamos años cuidando la montaña y ahora ella nos beneficia”. Durante ese recorrido, en Vetas también, conocí a Doña Blanca. Al despedirme de ella en su finca, me soltó una frase y esta sí, es fiel a lo que dijo “Diga en Bucaramanga que en Vetas también viven personas”. Esa frase me hizo sentir de todo. Resulta que, en Vetas, hay un proyecto de megaminería el cual, por lo que pude percibir, algunas personas apoyan totalmente. Y es que la empresa minera ha hecho muy bien el trabajo con la comunidad, brindando lo que el gobierno no ha hecho por años. La ausencia del Estado en estos lugares hace que las personas deban buscar la forma de vivir o sobrevivir. Y claro, quizás para la mayoría de nosotro·as sea fácil distinguir que la defensa del agua es un bien común, pero se nos olvida que allá, donde nace el agua, otras personas han convivido con ella. Personas que también la han cuidado y que incluso con frecuencia deben racionarla. Pero, ¿realmente alguna vez pensamos en cuáles son las necesidades que ellas tienen? ¿Reclamamos por sus necesidades? Como ellas y ellos lo perciben, a las personas de “acá” nos importa poco los de “allá”.

las plantas no matan
Vetas, Colombia

Volviendo a las plantas, otra con un gran potencial es Erythroxylum coca que por su epíteto específico – así se llama la segunda palabra del nombre científico – pueden inferir que me refiero a la coca “la mata que mata” (no sabía que esta campaña publicitaría la habían demandado y por dicha demanda fue retirada). Con ella, se puede elaborar té, galletas, vinos, aromáticas y en otros usos potenciales se destaca como fertilizante orgánico, como insecticida y hasta como antidepresivo. Esto es de lo poco que se ha investigado: esta planta ha sido tan estigmatizada que para acceder a ella se requiere sortear varios trámites legales. En Colombia, el 17 % de los municipios presentan cultivos de coca, siendo los 10 primeros Tibú, Norte de Santander; Tumaco, Nariño; Puerto Asís, Putumayo; El Tambo, Cauca; Sardinata, Norte de Santander; El Charco, Nariño; El Tarra, Norte de Santander; Orito, Putumayo; Tarazá, Antioquia, y Barbacoas, Nariño que suman casi la mitad del total de cultivos del país. Según el informe número 19 del PNIS la sustitución de cultivos de coca de manera voluntaria se ha logrado en un 95% y entonces ¿por qué vemos noticias como las de Vistahermosa, Meta donde los soldados atacan a campesino·as por realizar un plantón? Pues bueno, ellos tienen la orden de erradicar los cultivos, pero resulta que aún en los territorios no se ven las promesas de inversión para poder hacer la sustitución de los cultivos. ¿Y si más bien investigamos más esta planta y le sacamos provecho a sus componentes, dejando de verla como una planta con un único uso? Y además ¿no hay otra forma de enfrentar el problema del narcotráfico que atacar a los campesino·as? ¿Acaso si las condiciones y las garantías de comercializar otros productos estuvieran dadas, ellos seguirían cultivando coca? ¿Acaso son los campesino·as quienes se enriquecen con el negocio del narcotráfico?

El campo necesita inversión, necesitamos vías terciarias en buen estado para que el campesinado pueda transportar sus cosechas, un mercado dispuesto a aceptar el producto que tengan para ofrecernos y no el importado, tecnificación del campo, investigación en el desarrollo del agro y, seguramente, muchas cosas más.

¿Ya vieron la noticia de desalojo en Cali? Esas personas tenían su casa y cultivos para el sustento, todo fue destruido a pesar de estar en plena emergencia sanitaria como lo ha estipulado el gobierno nacional…y, después dicen: “¿por qué la gente cultiva coca?”

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