Yuranis Miranda Montero
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Imagen: Yuranis Miranda Montero
Creo que ya la cuarentena me está afectando más de la cuenta. Soy de las que casi no publica en redes por aquello de que no haría nada interesante, divertido, gracioso o, simplemente, que alguien quiera leer. Pero luego dices qué más da, ¡lo tomaré como terapia personal!
Entonces, les cuento. Les cuento que Colombia es el segundo país con mayor biodiversidad, lo cual se mide por la riqueza de especies, es decir por número de especies diferentes que se tienen; y esto lo logra gracias a ser el número 1 en aves y orquídeas, el 2 en plantas, anfibios, mariposas y peces dulceacuícolas, el 3 en palmas y reptiles y el 4 con mayor número de especies de mamíferos. Pero, así como ocupamos esos gloriosos lugares, también aparecemos como el tercer país con mayor deforestación, y el quinto país con más especies amenazadas. Y, por qué no, el puesto 1 como país más corrupto o según Transparency International: el 96, aunque yo me inclinaría por el 1. Si creen que el ranking de la corrupción no afecta el medio ambiente se equivocan. La corrupción permea donde quiera, además es dinero que deja de ser invertido en investigación, conservación y educación que, en últimas, nos llevarían quizás a tener un mayor grado de pertenencia por nuestra naturaleza.
El pasado 22 de abril fue el día internacional de la madre tierra y quizás, fue el día mejor celebrado en lo que lleva de su creación. Estamos en encierro o bueno, cumpliendo el aislamiento social por procurar mantenernos con vida. Gracias a esto, se ha presentado una clara disminución de las emisiones de dióxido de carbono (CO2), de la contaminación auditiva, reposo de ciertos espacios y ello ha permitido leer noticas como: playas con aguas cristalinas, mayores conteos de nidos de tortugas marinas, canales de Venecia limpios, avistamiento de delfines nadando en la bahía de Cartagena, de oso hormiguero del género Tamandua en Huila, zorro (Cerdocyon thous) en el norte de Bogotá, oso palmeto (Myrmecophaga tridactyla) en estado vulnerable en el municipio de Paz de Ariporo, Casanare.
Pero es solo un respiro. En la publicación de la ONU por la celebración de este día, destaca tres sucesos que mostraban graves daños a la naturaleza en los últimos meses y eran los incendios en Australia, incremento de la temperatura y la invasión de langostas en Kenia. Esto me llevó a pensar ¿En los últimos meses qué daños se han presentado en el ambiente en Colombia? Y lo más reciente son incendios en la Sierra Nevada de Santa Marta e incendios en el páramo de Sumapaz, precisamente hotspot [1] de diversidad; si no les parece suficiente el hecho de que desaparezcan organismos que quizás nunca conoceremos, les comento que esos lugares proveen a los seres humanos de cosas vitales para nuestra existencia, y no exagero.
Sin embargo, los seres humanos también somos parte de la naturaleza aunque se nos haya olvidado un poco. Así que, un tercer gran daño a esta no ha cesado durante la cuarentena, como lo dicen en el proyecto “Tierra de resistentes”: la amenaza y asesinato de líderes y lideresas ambientales que defienden su territorio porque es donde habita su comunidad pero que, al final, protegen cosas que son para el bienestar común; los bosques, el agua, el aire, la tierra. Del listado de líderes y lideresas de diferentes países latinoamericanos 225 son de Colombia, los cuales han experimentado violencias como asesinato (116), amenaza (73), ataque directo (14), criminalización o estigmatización (4), desapariciones (5) y desplazamiento (7). En esta investigación es notable la ardua lucha para frenar la minería (86) y el narcotráfico (71), los cuales no son precisamente problemas ilegales. De muchas de estas personas no se tiene registro, ni ellas mismas se reconocen como líderes y lideresas ambientales o como se les llama desde la ONU “defensores de derechos humanos ambientales”; son ‘solo’ campesinos, indígenas, mujeres, hombres, comunidades de las que, al parecer, no sabemos nada.
[1]Los hotspot son sitios donde encontramos animales o plantas que no podemos hallar en ningún otro lugar del planeta además de estar en áreas que han sido reducidas.