Mi burla sobre lo que gobernamos las mujeres
Yira Miranda Montero
IG: @yiramirandamont
Apuesto que pueden cantar ese título porque la canción de la Banda Gorda titulada “mi mujer me gobierna” se volvió viral durante el confinamiento y, desde el 2018, era escuchada por ahí. Sí, la canción es jocosa y hasta bailable. Muchos hombres se la disfrutan y otros se enojan al ser grabados haciendo labores de cuidado. Culturalmente nos produce risa porque gobernar no es cosa femenina. Gobernar sigue siendo una ilusión para las mujeres, déjenme decirles. No gobernamos ni nuestras propias vidas, muchas veces.
Según la ONU la gran mayoría de los países no han sido gobernados nunca por una mujer, esto es igual en todas las regiones del mundo. Sin embargo muchas personas todavía dicen que los feminismos o las políticas para lograr vidas dignas para las mujeres, no son necesarias. En el 2015 se proyectaba que en 30 años se cerraría esa brecha en la desigualdad, pero nuevas estimaciones según la tendencia actual indican que tomaría 107 años lograr que LAS MUJERES GOBIERNEN de verdad. El 90% de los jefes de Estado y de gobierno son hombres, al igual que el 76% de los parlamentarios. Y paren de contar.
¿Si somos más de la mitad de la población, por qué no estamos representadas del mismo modo en órganos de poder o en estamentos en que la toma de decisiones sea responsabilidad de las mujeres? ¿No va siendo hora que reconozcamos que hemos creado y mantenido una cultura global que puso y dejó en desventaja a las mujeres? Al menos eso, para ver si pasamos de la negación al reconocimiento de lo obvio.
Solamente en Colombia, los resultados de las últimas elecciones (2019) muestran el retroceso de las mujeres en el acceso al poder. Según la Registraduría Nacional solo el 12% de las alcaldías es liderada por una mujer, 2 mujeres son gobernadoras de 32 gobernaciones que existen y otras pocas se cuentan como diputadas y concejalas. Ni hablar del Congreso de la República en donde de 279 parlamentarios 54 son mujeres (19 %) y 226 son hombres (81%).
Ahora bien, que haya mujeres a la cabeza de cargos relevantes y una mayor incursión en la política, no significa que eso implique avances puesto que muchas de ellas también están a disposición de mantener estereotipos de género y las desigualdades de género establecidas por la cultura que hemos creado. De manera que, hoy me da mucha más risa la canción porque ‘ni tu mujer te gobierna, ni esa vaina te gusta’ porque también es necesario recordar que la violencia de género hacia las mujeres aumentó en el confinamiento.
Entonces, las mujeres no gobernamos en lo público, ni en lo privado. Muchas veces estamos sujetas a relaciones de poder muy desiguales en el trabajo, en el hogar, en la vida cotidiana, no tenemos acceso a educación, o a cobertura de salud, a empleo digno y seguro o a espacios recreativos y de descanso. Esa es la verdad detrás del chiste de “mi mujer me gobierna”. Y ya sé que muchas más personas luchan contra estas desigualdades, eso lo tengo muy claro, sin embargo el punto aquí es la canción y son las realidades políticas de las mujeres.
No gobernamos ni nuestras propias vidas porque estamos a merced de lo que otros decidan sobre ellas, o nos ponemos a merced, entramos en desventaja, desigualdad y vulnerables a relaciones de poder en la que muchas veces no somos capaces de identificar la inferioridad, pobreza y subordinación en la que estamos. Sí, porque nos han educado para que otros sepan qué es lo mejor para nuestros cuerpos y vidas. Sin embargo, aún sigo confiando en que resistamos esas presiones históricas y mantengamos nuestro criterio para seguir luchando por ser las mejores gobernantes de nuestras emociones, realidades, decisiones y países. Algún día.